Los préstamos entre particulares consisten básicamente en la prestación de un capital entre dos personas o empresas particulares, donde no exista ningún tipo de entidad financiera de por medio. Son, en ese sentido, una alternativa muy a tener en cuenta frente a la escasez de crédito predominante en los últimos años. A causa de esto, es habitual encontrar tipos de interés altos en este tipo de transacciones, ya que implican un mayor riesgo por regla general, pese a que las cantidades prestadas suelen ser pequeñas a modo de micro-créditos.
Modalidades
- Por un lado, existen dos tipos de modalidades crediticias que dependerán de los particulares intervinientes en las operaciones. De este modo, podemos destacar el modelo de mercado, que se fundamenta en el sitio web donde, a modo de subastas y anuncios, los prestamistas van a competir por ofrecer los mejores tipos de interés o cuantías más atractivas a los prestatarios. Y, en el lado contrario, el modelo familia y amigos, donde deberá existir alguna de estos dos tipos de relaciones entre las dos partes.
- Por otro lado, el control del riesgo será un factor más que importante para definir o clasificar este tipo de transacciones, distinguiendo esencialmente entre dos opciones: que exista o no exista garantía por parte del prestatario. Es un método para restar riesgo al prestamista, aunque actualmente no suelen exigirse garantías, clasificando en su lugar a los usuarios según su nivel de fiabilidad.
Procedimiento
Aunque no existe una legislación específica para este tipo de transacciones, si que es recomendable realizarlas de la manera más formal posible, de forma que ambas partes interesadas ganen en tranquilidad y confianza. Esto se puede hacer por medio de acuerdos o contratos formales y acreditados por un notario, o a través de plataformas on-line que se encargan de clasificar y controlar en cierta medida a los intervinientes.
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