El concepto de inflación es uno de los más importantes que existen en economía y, como no puede ser de otra forma, supone una variable influyente en el destino de nuestras inversiones. Antes de conocer cómo afectará a estas, vamos a explicar brevemente en lo que consiste la inflación:
«Es el aumento del precio de los bienes y servicios en un periodo de tiempo o, dicho de otra manera, la disminución del valor del dinero respecto a los bienes y servicios que puedes adquirir con la misma cantidad.»
El riesgo de inflación
Respecto al tema que nos ocupa, debemos saber que el riesgo de inflación es el que se da cuando los intereses o la rentabilidad lograda se acaba difuminando a causa del aumento del coste de la vida provocado por la inflación.
De este modo, si nuestra inversión posee una tasa de rentabilidad anual inferior a la tasa de inflación existente, podemos afirmar que nuestro producto está perdiendo valor y que nos encontramos desperdiciando recursos financieros. Cuando calculamos el retorno esperado de nuestra inversión es obligado, por tanto, considerar también la subida de precios esperada para cierto periodo antes de tomar decisiones erróneas. Una tasa de rentabilidad muy atractiva, puede perder cierto encanto si la colocamos en una balanza junto con el índice inflacionista vigente.
Podemos pensar que existen muchas fórmulas seguras para mantener nuestro dinero a buen recaudo, como por ejemplo las cuentas bancarias corrientes, o incluso guardarlo personalmente en casa. Pese a todo esto, solo hay algo de lo que podemos estar seguros, y es que nuestro capital puede perder valor sin que podamos hacer nada por cambiarlo.
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