A lo largo de esta semana vamos a ir respondiendo a una serie de cuestiones trascendentales que debemos preguntarnos antes de comenzar a invertir. No debe ser un experto financiero de todas las materias relativas a inversión, pero sí que debe tener claras una series de respuestas que deberá facilitarle su intermediario. Comenzamos con las siguientes:
¿Cómo voy a aumentar el capital invertido?
No todos los productos de inversión van a generar beneficios para nosotros de la misma forma. Por un lado, pueden otorgarlos a través de la producción de intereses o dividendos recibidos por el inversor a lo largo de la vida del producto. Por otro lado, el inversor podrá basar sus expectativas en la consecución de beneficios futuros cuando venda ese activo a un mayor precio del que tenía al adquirirlo.
Pregunte siempre qué debe ocurrir para que su capital invertido crezca y le suponga rendimientos positivos. Antes de adquirir acciones de una empresa particular debe conocer al detalle su situación actual y la de la competencia, su trayectoria, si reparte dividendos, etc.
¿Cuánto podría perder?
En este sentido, lo que tenemos que dilucidar es el riesgo que esa inversión llevará asociado. La incertidumbre respecto a la rentabilidad que se obtendrá en el futuro será el termómetro que marcará ese nivel de riesgo.
Podemos encontrar distintos tipos de riesgo que afectan a esa rentabilidad de los productos de inversión, aunque es habitual hablar del conocido como «riesgo de precio», referente a la situación de que un activo varíe de valor a causa de factores particulares del producto, factores relativos al emisor del título, o factores generales externos que influyen en los mercados globalmente.
Un producto de bajo riesgo se verá menos afectado ante empeoramientos o mejoras de los factores en general, de lo que lo haría uno con alto nivel de riesgo.
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