Hay que tener claro que, en muchos casos, la necesidad de pedir uno de estos créditos surge a causa de errores cometidos con anterioridad. Esos errores se refieren principalmente a la falta de provisión, es decir, no haber ahorrado cuando se podía. Es aconsejable, por tanto, acumular un fondo al que podemos denominar «por si acaso», ya que estará destinado a gastos o emergencias que puedan surgir en el futuro pese a no ser 100% seguras.
Estos préstamos constituyen un salvavidas para esas personas que se encuentran ante situaciones repentinas y urgentes ante las que no tiene capacidad de respuesta financiera. La facilidad y los casi inexistentes requisitos que caracterizan a estos productos, provocan una sensación en el cliente final que puede ser engañosa, obviando el alto interés al que se verán sometidos a cambio de esa rapidez en la obtención de líquido. A causa de esto, vamos a explicar una serie de alternativas a esta solución:
- Negocia con las entidades a la que les debes dinero (si es tu caso): Antes de que se declare tu situación de impago, intenta arañar alguna pequeña reducción en el tipo de interés a satisfacer o ciertas modificaciones en cuanto a plazos. El objetivo de esto es aflojar el nudo de nuestra corbata deudora y, a la vez, ofrecer a la entidad crediticia una opción de recuperar su dinero en lugar de llegar a medidas más radicales.
- Ten en cuenta la opción del uso de la tarjeta de crédito: Hasta la que conlleve unas comisiones mayores, va a ser más rentable que los créditos rápidos.
- Vende lo que no necesites: Siempre recomendamos esta opción antes de embarcarnos en una aventura con entidades de crédito. Es una alternativa totalmente rápida, que te permite obtener dinero líquido tan pronto como el comprador acepte el precio. A veces es difícil desprenderse de bienes a los que se les guarda aprecio pese a su inexistente uso, pero debemos entender que en situaciones de necesidad hay que tener sangre fría y pensar en el futuro.
- Pide el préstamo a un familiar: Es una opción que suele comprometer muchas situaciones pero que, haciéndose de manera formal, estableciendo un contrato y unas condiciones, puede otorgar mucha más confianzas al prestamista.
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